La gestión sostenible del agua, un factor clave en la lucha contra el cambio climático
Agbar lidera la transición ecológica e impulsa el reaprovechamiento de los recursos hídricos
Acabamos de cerrar un verano en el que los termómetros han subido hasta niveles nunca vistos. El aumento de la temperatura en Cataluña se consolida, con valores que aumentan ligeramente año tras año, especialmente en verano. Hace un mes, el Servicio Meteorológico de Cataluña anunciaba que en el último año pluviométrico, solo el 5 % del territorio ha registrado un volumen de precipitación que se puede considerar "normal". En el extremo contrario, una parte significativa de los observatorios han quedado en un nivel de lluvia propio de un "clima desértico". El Garraf, el Penedès, el Baix Llobregat y el Barcelonès han sido las zonas más castigadas.
La crisis climática ya está aquí y sus efectos los hemos empezado a notar mucho antes de lo que todo el mundo esperaba. Las temperaturas extremas, la sequía, las lluvias torrenciales y el calentamiento del agua del mar serán habituales a partir de ahora. La salud del planeta está en riesgo, como muestra la pérdida de biodiversidad. Y nuestra salud, como descubrimos en la pandemia, está muy ligada a la salud del planeta.
El 24 de octubre se celebra, como cada año, el Día internacional contra el Cambio Climático para concienciar a la sociedad sobre la importancia del mayor reto que tiene en estos momentos la humanidad. El calentamiento global es un desafío especialmente grave en la cuenca mediterránea, donde el aumento de la temperatura se prevé que sea un 20 % superior a la media del planeta. La desertización avanza, la producción agrícola está en riesgo y todo un modelo de sociedad debe ser repensado. Por eso, es necesaria una nueva gestión, más sostenible y resiliente, de los recursos naturales, empezando por el agua, un elemento esencial para la vida.
Generación de energía verde y digitalización
La transición energética es una pieza clave en la descarbonización. La compañía trabaja en una hoja de ruta para lograr la descarbonización de todas sus actividades y, de esta forma, llegar a la neutralidad climática en el año 2050. Las emisiones de dióxido de carbono (C02) y de otros gases con efecto invernadero son una de las principales causas del calentamiento global. Un problema causado por la actividad humana y agravado por la larga pervivencia del CO2 en la atmósfera. En Agbar tenemos un compromiso activo para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y aumentar la generación eléctrica renovable en sus instalaciones, haciéndolas más autosuficientes.
En Cataluña, Agbar prevé aumentar este año la producción de energía de fuentes renovables en 970 megavatios hora (MWh), pasando de un nivel de autosuficiencia energética del 4,3 % en 2021 y el 5,8 % en 2022, al 9,4 % a finales de 2023. Desde 2022, se han puesto en marcha veintitrés nuevas instalaciones de generación fotovoltaica (once en estaciones depuradoras de aguas residuales, once en depósitos de la red de abastecimiento y una en un almacén), y antes de finalizar 2023, está previsto poner en marcha siete instalaciones fotovoltaicas (cinco en depuradoras, una en un depósito y una en un almacén), y un aerogenerador en un depósito. Estas instalaciones se suman a las 40 ya existentes tanto de energía solar fotovoltaica, como de cogeneración con biogás, energía minihidráulica y energía eólica que gestiona la compañía en toda Cataluña.
Para el conjunto de sus actividades, la compañía compra electricidad con garantía de que ha sido producida con fuentes renovables y su flota de vehículos también es sostenible, ya que apuesta por vehículos electrificados.
Agua de proximidad, un recurso accesible y estable
La Agencia Catalana del Agua estima que el cambio climático provocará una reducción del 22 % en los recursos de agua disponibles en el litoral catalán. Ante este reto, Agbar apuesta por la reutilización del agua regenerada. La reutilización de las aguas depuradas es una de las soluciones más efectivas –y que ya funcionan actualmente– para hacer frente a la escasez hídrica. Después de depurar las aguas residuales, disponemos de instalaciones que vuelven a tratar estas aguas para eliminar el resto de microorganismos o patógenos que todavía puedan quedar en el agua. El agua resultante de este proceso es agua regenerada perfectamente adecuada para usos agrícolas e industriales, o para inyectar en acuíferos, mantener caudales ecológicos, limpiar calles, regar parques, etc.
El agua regenerada es un ejemplo de la economía circular, donde todos los recursos se reaprovechan de manera permanente, y permite asegurar la disponibilidad de recursos hídricos sin depender de la lluvia (cada vez más escasa e irregular) y de la extracción de ríos y acuíferos. Se trata de un recurso accesible y estable que contribuye a proteger y restaurar la biodiversidad y los ecosistemas.
De hecho, Agbar es un referente internacional en la gestión sostenible de los recursos hídricos y un grupo al frente en la regeneración de agua. Por ejemplo, para la recarga de acuíferos. Comaigua, empresa del grupo Agbar, lidera un proyecto para inyectar agua en el acuífero del Baix Camp. El proyecto REMAR propone utilizar una tecnología natural para recargarlo con agua tratada proveniente de la estación depuradora de Cambrils. Una solución respetuosa con el medio ambiente, segura y eficiente para mejorar el nivel hídrico del acuífero.
Sin embargo, es imperativo reconocer la importancia de proteger nuestro medio ambiente y actuar de manera responsable para procurar un futuro sostenible para las próximas generaciones. Conscientes de los desafíos que comporta la transformación de nuestro modelo de crecimiento y la necesidad de incorporar dinámicas de economía circular para combatir este nuevo escenario climático, desde Agbar consideramos que solo se podrá hacer frente a estos retos con la fuerza de las alianzas. La crisis ambiental a la que nos enfrentamos requiere acciones inmediatas y contundentes por parte de todos los sectores de la sociedad. Debemos adoptar prácticas más sostenibles, reducir nuestra huella de carbono, conservar los recursos naturales, preservar la biodiversidad y promover un estilo de vida en armonía con la naturaleza. En definitiva, conseguir ciudades más sostenibles y resilientes frente a la emergencia climática estructural requiere conocimiento y esfuerzo colectivo continuo. Este es el camino.