Batiendo récords meteorológicos

Ya lo hemos comentado más de una vez: a lo largo de la historia siempre hemos tenido fenómenos meteorológicos severos, inundaciones, sequías, grandes tormentas..., pero lo que nos demuestra el calentamiento del planeta es una evidencia, es el aumento en frecuencia e intensidad de estos fenómenos severos. Desde la borrasca Filomena del mes de enero, no dejamos de vivir situaciones estrambóticas, récords de calor en marzo en numerosas zonas del continente europeo, tremendas heladas en abril que han devastado extensas zonas de cultivos, y un mayo y, sobre todo, un junio nos han traído un auténtico desbarajuste de temperaturas en todo el hemisferio norte: récords de calor en Escandinavia, Estados Unidos y, sobre todo, Canadá, donde han rozado los 50 °C en Lytton, localidad de la Columbia Británica canadiense, que, situada a 195 metros sobre el nivel del mar y rodeada de montañas, es el lugar más caluroso del país.

 

Pero también nos han llegado imágenes de tormentas violentas, tornados y reventones en Rusia, Alemania, Polonia, Francia..., todo a causa de entradas cálidas, seguidas de entradas frías; el choque de ambas provoca estos fenómenos violentos.

¿Cómo seguirá el verano...? Las tendencias nos hablan de una temporada irregular, posiblemente con un julio algo más calmado o con no tantas tormentas violentas, pero con alguna invasión de aire muy cálido; y con un agosto más tempestuoso, sobre todo entrado el mes.

Olas de calor y fuego. A menudo nos llegan noticias de grandes incendios forestales en Estados Unidos o en otras partes del mundo, últimamente incluso en Siberia. Los incendios de origen natural, normalmente provocados por la caída de rayos, representan tan solo el 3,5 %. El 96,5 % restante son provocados por nosotros: quema de rastrojos, barbacoas, cigarrillos tirados desde automóviles, cristales, líneas eléctricas, paso de ferrocarriles, pirómanos, especulación de territorios... Si las condiciones meteorológicas son favorables, como puede ser una elevada temperatura, una baja humedad y un viento fuerte, los incendios se originan con facilidad. Veamos una imagen de un incendio forestal provocado por rayos en Alberta (Canadá).

 

A veces no sabemos si es muy prudente hablar mucho del tema. En ocasiones, los medios de información se han excedido al dar detalles sobre el origen del fuego, porque nunca se sabe si con ello pueden dar ideas a alguien con la mente retorcida...

Los rayos pueden provocar incendios forestales. Hace tiempo explicamos la formación del rayo, pero démosle la vuelta y contemos una versión más... mágica.

Illapa, dios del rayo. En octubre del 2004, un turista que estaba fotografiando las ruinas de Machu Picchu murió fulminado por la caída de un rayo. Más de uno apuntó como causa la venganza de Illapa, dios de la lluvia, el rayo y el trueno.

Entre los siglos xii y xv, los incas adoraban a unos dioses vinculados directamente con la naturaleza. En primer lugar, al dios del Sol o Inti. De hecho, disponían de unos astrónomos que pronosticaban el día que tendrían la máxima insolación, y entonces ejercían unos rituales o intiraymin. Los cortesanos se vestían con sus mejores galas y bebían brebajes sagrados gesticulando y bailando siempre de cara al Sol. La mujer de Inti era la diosa de la Luna o Mama Quilla. A Illapa se lo veneraba en tiempo de sequía con peregrinaciones a templos situados en las montañas más altas. Si persistía la sequía, se hacían sacrificios humanos. Existía una «hija del trueno» con grandes responsabilidades en la comunidad. Tenía que haber nacido durante un día con rayos y truenos, y designaba a su sucesora el día en que coincidiera el nacimiento de una niña con una tormenta. En lo más alto de las montañas, se construían unas estancias dedicadas a los dioses. La de la diosa de la Luna estaba tapizada con tablones de plata. La del dios del rayo y el trueno estaba cubierta de oro, e incluso había una dedicado al arcoíris, que decían que bajaba del propio Sol. La estancia estaba forrada con oro y se había pintado un enorme arcoíris con colores muy vivos. Por cierto, cuando salía el arcoíris, tenían que cerrar la boca, ya que si el arco descubría los dientes, hacía que se pudrieran en pocos días.

 

Rompamos la magia de las leyendas para volver a poner los pies en el suelo. Acabaremos volviendo a hablar de récords. Con esto de los datos hay que tener cuidado, porque a veces los medios de información aportan datos que no han sido contrastados oficialmente. Así que, si se quiere entretener un buen rato comprobando récords de calor, frío, lluvia, sequía, número de rayos, granizadas más grandes, viento más fuerte... del planeta, aquí tiene este enlace: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_weather_records

Es bastante fiable y se actualiza constantemente. De hecho, ya constan, como récord de calor de América del Norte, los 49,6 °C del pasado 29 de junio en la población canadiense de Lytton. También se descartan aquellos datos que no provienen de observatorios oficiales. Si se entretiene, se llevará algunas sorpresas, como, por ejemplo…, ¿dónde llueve más en el continente europeo? No se lo imagina.